Leomas |
Desde todos los rincones del país carnavalesco y fiestero, arribaron a la región cucarachos y cucarachas algunos llevaban sus crías, todas y todos usaron vehículos oficiales de la monstruosa nación asesina cavernícola, orquestando con sus fuerzas militares y policías, compuestas por cucarrones y abejorros tanto de la montaña empobrecida, de la sabana como de la planicie amurallada. Entre todos se vio a un joven cucaracho que, aunque no tenía su cuerpo de modelo ni cara de farándula, logro camuflar sus extremidades con corbata de esa que usan los grillos de las universidades que sacan en serie, y debajo de sus estrechas caderas, llevaba pantaloncillos de seda porque sentía que algo de hembra tenía al llegar cada anochecer entre los matorrales y canecas con desperdicios que lanzaban los murciélagos que salían de otras cavernas al dejar sus encantos alcalinizados.
Volando el arrendajo le dijo al colibrí: Estas
cucarachas y cucarachos en reunión, se sienten que tienen vuelo de águilas, que
superan la altura alcanzada por el halcón, uno entre todas y todos, cree tener
la capacidad de volar por encima del cóndor y ni siquiera alcanza el vuelo de
las hermosas mariposas. Sin embargo, este grupo animalesco es peligroso y
debemos guardar distancia porque en cualquier momento nos hacen sancocho y nos
devoran hasta nuestras plumas.
La reunión cucarachada escogió al cucaracho que
usaba atuendos finos debajo de sus patas como candidato a gobernador de la
región, en grupo buscaron a los gorilas que ejercían el periodismo para que hicieran
montajes inventados con escenas imaginadas para que cada insecto, lombriz,
culebra o animalito de la caverna, apoyara la candidatura del débil cucaracho y
este escalara la cima como futuro mandatario organizador de la matanza que ya
estaba sembrada entre palmas, matas verdosas, plantaciones de amapola y
semillas perfumadas traídas de otros puntos del continente gris de los
rascacielos piramidales y que se regaron por la selva al lado de otros cultivos
para camuflar la costumbre.
La campaña fue aunque con desconfianza muy
fácil porque los cuervos escritores diseñaron el eslogan de la fiesta, el
mensaje llego a toda la comarca, en cada región de la selva encantada la foto
del cucaracho encorbatado se pegó como naipe de brujos, la foto se vio hasta en
los árboles de aguacates, sobre troncos de los mangos, en las hojas de limones
y toronjas, la propaganda llevo al señorito cucaracho a la silla mandataria de
la selva de frijoles, coles y otras hortalizas.
El cucaracho trajo nuevas ideas al llegar a la
comandancia de las ramas y organizo grupos de abejorros armados por fuera de la
ley, quedando en los escritos para dominar a varios tigres y leones que estaban
también apoderados de otros territorios en donde se cultivaba el polvo verdusco
y blanquecino que se exportaba al norte de la selva ensombrecida por las balas
y bombas que caían como juegos pirotécnicos sobre los arbustos de los oponentes,
en avionetas y barcos sofisticados se transportaban al exterior bajo convenios
silenciosos firmados de palabra y en libros que se escondieron en las cuevas de
los osos y bajo la música de golondrinas y chicharras, estas se camuflaban escondidas
cerca a los cafetales para que no fueran asesinadas por el fusil de los gusanos
que habían evolucionado como torta o pastel de zanahoria aunque era el duro
plátano que más se apetecía al lado de la cementeras acompañando el alimento
con bebidas alcoholizadas que hacía voltear la cadera aun a los terneros
jinetes que cabalgaban a pelo sobre caballos que lanzaban bocanadas de
emociones cuando la vía cruzaba el umbral de lo desconocido.
Los ilegales animalitos armados se estacionaron
escondidos en varias veredas, se hicieron pasar por espíritus que cuidan la
selva, poco a poco fueron masacrando a los ciempiés que estaban acostumbrados a
transportar sus productos comestibles y nutritivos sin vigilancia de lobos o
aves de rapiña, antes habían colonizado a las ovejas que obedecían sin hacer oposición,
a las mulas las contrataron y las cargaban con bultos de otras emociones y aunque
lentas, llevaban las sustancias a otras naciones cavernícolas, ayudadas por las
hormigas por debajo de la tierra o por el aire cuando montaban en los vehículos
de esos que creían ser ruiseñores. El cucaracho dio la orden para invadir otros
territorios y los irregulares atravesaron la frontera de otras gobernaciones
para asesinar masacrando a quienes el cucaracho mayor creía eran sus enemigos,
así empezaron a mermar la población animalesca y ellos afirmaban estar
limpiando la zona de otros perros que antes se sentían dueños de la estepa y de
los matorrales que aún no estaban contaminados.
El terror se apodero de otras zonas, las
palomas de la sierra y de la pradera lanzaron sus gemidos porque vieron
desaparecer a sus huevos, hijos y muchas de ellas se quedaron sin su palomo
porque los grotescos abejorros disparaban por doquier después de poner en fila
a los machos del silencio y también porque llegaban en la madrugada a sacar de
sus cuevas a quienes allí estaban tiempo atrás y antes para desparecerlos. Sus
cuerpos eran descuartizados y los lanzaban a las aguas de los ríos donde se
bañaban, en otras aguas que llevaban minerales que los mismos cucarachos
llevaban como prendas en sus cuellos y brazos, porque esa era otra
característica porque creían brillar como el metal colocándose cachivaches en
sus articulaciones pero se les notaba que debajo del articulo había una piel
apestosa peluda, aunque escondían con camisas confeccionadas por la industria
de los cafres siempre sus pelos salían a relucir aun por encima de los
aterciopelados.
Los patos, pavos y pollos, fueron
desapareciendo de las fincas de los leopardos, la cucarachada había cambiado su
estiércol como alimento por frutas, verduras y carne de pollo, y lograron traer
vajillas también robadas a los conejos de la zona petrolera, llegaron lejos con
sus mañas a la ciudad luz, usurparon la moda para vestirse con trajes de psicópatas
emperadores, dementes reyes, ladrones duques y príncipes montados en la farsa,
usaban finos perfumes pero siempre “la mona aunque se vista de seda mona se
queda.” Las ratas observaban silenciosas a la cucarachada y esperaban el
momento para enviar una comisión de ratones para que hicieran un trato y así
evitar la invasión de sus cavernas y cuevas.
La cucarachada no acepto ningún trato, los dos
grupos se enfrentaron, los abejorros se veían con otros colores en sus trajes,
los grupos animalescos usaban ropa verde olivo, azul escarlata, rojo carmesí,
caqui azafata y negro azabache. Los periódicos verdes y rojos, empezaron el
circo y farsa, disfrazando la noticia como “cobro de cuentas”, la mentira se lanzó
con apoyo de otros periódicos alcalinos que estaban más avanzados con la tranza
y trampa, y estos hacían parte de un banco de mentiras escritas, como estrategias
para dominar a las panteras y gacelas que no se asustaban si siquiera con los
rayos que caían sobre sus espaldas y matorrales cuando las armas eran
disparadas.
El cucaracho mayor logro escalar mejor la
montaña con ayuda de cadenas fabricadas por los melancólicos gatos que bajaban
de vez en cuando de las gigantescas rocas para enseñar sus trucos a la
cucarachada, a líderes entre los jóvenes cucarachos que también mostraban sus
curvas para tratar de recibir caricias en aquellas noches invernales donde la
soledad los hacían sentirse como diosas de madrugada y hadas de la selva
encantada. Los cucarachos aumentaron sus crías, se repartieron por toda la
nación dejando sus huevos y sus crías en cada rincón de las cavernas azufradas,
el movimiento se fue fortaleciendo y los habitantes vieron llegar a nuevos
abejorros a sus tierras, aunque no entendían las improvisadas y nuevas
masacres, como la pólvora se fue regando por la estepa la muerte, los terrenos
pasaron a nuevos propietarios, las escrituras públicas con notarios hijos de
los grillos, pasaron a nuevas manos, ahora familias cucarachadas estaban
ocupando las oficinas como nuevos arrendatarios y poco a poco ratas, ratones,
cucarachos, cucarachas, abejorros, grillos, cuervos y lobos, iban llenando los
salones y reuniones, la muerte gano terreno y las fosas comunes fueron
apareciendo en los rincones de ciudades, campos y casas. Los animales inocentes
tuvieron que desplazarse de sus tierras, muchos atravesaron otras fronteras
para no aceptar la muerte en cada una de las masacres.
La cucarachada tomo fuerza y se apodero del
gobierno y de cada oficina de la nación animalesca cavernícola de la muerte y
el apestoso cucaracho apareció con un megáfono en la frontera buscando votos de
los incautos turpiales porque deseaba ser el gobernante de toda la nación.
Invento historia de sus países vecinos y logro reunir a un grupo que se
denominó como si fuera un árbol de limón y se reunían más al sur para que las
cámaras del norte no los alcanzaran. Se sintió muy importante el cucaracho,
logro ganar la contienda nacional derrotando a la anterior mafia reinante y
asesina que también tenía deudas de masacres, desapariciones y robos de
tierras.
Las fincas y haciendas de los animalitos
inocentes campesinos y obreros bueyes pasaron a formar parte de las propiedades
del cucaracho, repartiendo algunos de los robados entre sus críos y crías, de
paso a su amante macho que lo escondía en un armario que había usurpado al juez
leopardo. Los cucarachos sacaron sus patas tomando alcohol y consumiendo
sustancias que comprometían al país con los rufianes de la selva atemorizada.
El cucaracho repartió las gobernaciones entre sus compinches y las alcaldías
fueron entregadas a los abejorros. Estos se acomodaron con sus machos amantes,
aunque afirmaban tener una cucaracha de concubina se les veía más debajo de los
abejorros que cobraban el servicio cada vez que abrían las oficinas para el
deleite de brujos y hechiceros que llegaban de una isla y que les obligaban a
abrir sus patas como cortina del cabaret de los chulos.
Todo agosto tiene su diciembre y cada diciembre
tiene su enero, así se dio en medio de una fiesta que la cucarachada organizo
para festejar que eran los duros que manipulaban las comarcas y allí estaban
los abejorros ilegales y legales armados con rifles y ametralladores traídas
del norte, cuidando las plantaciones y tratando de ser guardaespaldas de los
cucarachos y cucarachas que aparentemente estaban apoderados de la nación
fiestera. El caballo lo habían contratado para transportar a las gallinas que
comerían en medio de la algarabía y puntualmente en camiones del oeste las
habían transportado y las pobres llegaron con sed y hambre porque las hicieron
recorrer 30 millas de distancia a donde serían asesinadas y luego pasadas por
la olla.
El caballo tuvo ganas de ir al baño en el
momento de abrir las compuertas a las gallinas para que bajaran a la cocina de
la futura comilona. El contratista olvido que están medio volaban y una a una
se fue bajando a buscar alimento y a la distancia vieron a la cucarachada que
disfrutaba con copas de cristal de nácar y junto a la borrachera, brillaban las
lámparas de mercurio que se habían instalado en las esquinas de cada potrero
junto a mesas que los hacían compartir como príncipes encantados la comedia. El
hambre de las gallinas las hizo comer primero a los abejorros y cucarrones que
estaban armados junto a los grillos, el apetito se hizo fiesta y cada gallina
devoró con su pico por lo menos a 30 de esas especies y luego empezaron
comiendo a cada cucaracho y cucaracha que se iban esfumando dentro del buche
gallinístico como vapor de agua hasta que el cucaracho mayor fue bocado
exquisito de una de las gallinas viejas.
La cucarachada fue mermando lentamente y el
caballo regreso a los camiones, pero sorpresa encontró al ver que las gallinas
estaban felices entre los matorrales y hasta bebieron los sobros de la cerveza
que se habían caigo de las mesas por el susto de uno que otro cucaracho en la
contienda. El caballo se asustó y salió corriendo para esconderse de esos que
lo contrataron, pero la noticia ya había recorrido la cementeras, vio a lo
lejos que se acercaban leones, tigres, leopardos y panteras a consumir lo sobrantes
cucarachados, el pobre también fue presa fácil de 7 de ellos que lo devoraron
sin piedad con sus mandíbulas y algunas alas y patas de cucarachas y cucarachos
sirvieron de alimento a las mismas hormigas que eran esclavas de la
cucarachada.
Al llegar los periodistas para tomar nota del
suceso no se dieron cuenta por brutáceos que había mandíbulas afiladas rodeando
con hambre la pradera y uno a uno fueron devorados por los fuertes dientes de
las hienas que hambrientas sin comer en los últimos años, esperaron una
oportunidad para llenar sus estómagos, aunque fuera de carne contaminada. No
hubo noticia porque la prensa paso a completar la comilona de quienes sin
querer comieron sin pagar la cuenta, lograron recoger las migajas que habían
dejado las gallinas, eso que otros habían robado en el desorden e indisciplina,
desapareció como encanto, fueron las gallinas quienes mejor se alimentaron,
allí se quedaron hasta que llegaron los gallos para aumentar sus crías y hoy
hay huevos de gallina en todas partes, pero no se ve una sola cucaracha en la
selva animalesca.
Hoy no sabemos el futuro de las aves, las feas
animalitas cucarachada ha desaparecido de la sabana, los perversos cucarachos
ya no están ni siquiera en “las montañas de mi tierra” ni en la pradera y si
nace una seguramente serán los gallos quienes salten de los camiones para
llenar sus buches de cucarachadas.
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