miércoles, 29 de enero de 2025

Peru gato encerrado

Leomas

Los diccionarios definen la palabra “suicidio” con género masculino, este vocablo supone un acto voluntario de atentar contra la vida del suicida, es decir “matarse a sí mismo”. Esta acción se ubica entre las estadísticas como la “cuarta causa” de muerte más frecuente en el mundo con más de 1.500 protagonistas que se quieren suicidar en cada país ‘civilizado” por día y lo intentan diariamente aunque esta cifra a veces es superada por circunstancias especiales como la guerra, el narcotráfico, la pobreza, la pésima distribución de la riqueza, el robo de privilegios y oportunidades de unos cuantos sobre la mayoría de la población, y la diferencia entre quienes nada poseen y aquellos que se han apropiado con formas deshonestas del buen vivir, acumulando riquezas y usurpando el bienestar de las mayorías que sufren el flagelo de la descomposición humana y social.

 

Sentir el deseo de morir es una connotación que ataca la razón de la especie humana volátil en circunstancias particulares, se tiene como una incapacidad de esperar el futuro y valor para enfrentar los retos que la misma sociedad con sus errores y equivocaciones muestra a veces un camino errado entre angustias y desequilibrios. La gran mayoría de los suicidas o un 80% de los muertos o de quienes logran su objetivo, son personas inocentes que injustamente llegaron a un hogar equivocado, aterrizaron en un planeta descompuesto por la corrupción, depravación y desviación de los mortales terrícolas humanos, que no han logrado salir de la caverna como trogloditas y hacen que los incautos e ingenuos tomen esta errada decisión.

 

Los mortales terrícolas humanos, malos, corruptos, depravados y deshonestos, jamás se suicidad, pero son tan torcidos que pueden tramar su propia muerte como una estrategia para escaparse de la justicia, hacen cómplices a otros pagando con dinero la mentira, aun a miembros corruptos de su misma familia o del grupo social o étnico al que pertenecen. Si alguien cree engañar a las mayorías con la mentira de su propia muerte, no lograra llegar muy lejos, su conciencia lo dejara muerto de por vida y por eso el varón santo de la luz lo dijo: “Que los muertos entierren a sus muertos. Quienes usan esta forma farsante del suicidio mentiroso perderá toda su fortuna, su familia quedara en la ruina en los próximos tres años al montaje, si hacen parte de un partido político, sus integrantes no volverán a gobernar y todo saldrá mal entre sus líderes, el país se lanza a un abismo de miseria hasta tanto no se diga la verdad. La casa del supuesto suicida que no ha muerto quedara maldita y nadie más la debe habitar porque los pecados del farsante se impregnaran en los espíritus de sus vivientes.

 

Uno de los casos que tomó por sorpresa al mundo falso de la comunicación, se dio recientemente en Perú (Sur América), en donde uno de sus exponentes aparentemente se dio un tiro en su cabeza, narraron que le entro por la nuca y la bala le salió por sus sesos”. El “político” según versiones preliminares de algunos facultativos de la ciencia médica, sufría de problemas mentales con síntomas de esquizofrenia, de temperamento arrogante y soberbio, vivaracho en la manipulación de la información, un pequeño Napoleón porque, aunque de cuerpo gigante no logro desatarle las sandalias ni siquiera a Carlos V. Este gobernante europeo es el autor de la controvertida frase: “Sobre mis dominios jamás se opondrá el sol”. El sol no sólo se opuso a Carlos V, si no que su nación perdió todos los territorios invadidos en otros lares, nunca más ese país se volvió a levantar después de la muerte del nombrado y fue mal gobernante no sabemos si peor al del “Paquete chileno” de la desigualdad trágica y burla a la justicia.

 

Los retrógrados periódicos y la mala prensa latinoamericana están acostumbrados a ser sensacionalistas, mentirosos y farsantes. Sus periodistas aman mostrar fotografías en donde hay sangre y muerte, están siempre impresos de falsas notas y con videos venden morbosidad y las ganas de sangre humana en la noticia. Los mismos hacen alarde a la guerra con sus protagonistas que los tildan de héroes, sus titulares siempre llevan la firma cavernícola de la manipulación masiva a las poblaciones y sobre la verdad para el enriquecimiento ilícito hasta del producto de los alcalinos. Sin embargo, con la noticia del suicidio, ningún medio de comunicación presento el rostro ensangrentado del muerto o el disparo sobre el rostro del “protagonista”. No hemos visto las paredes del cuarto donde se generó el suicidio.

 

El cuerpo que el pueblo quería observar con sus ojos no lo pudo ver, simplemente el episodio se convirtió en un ataúd que circulo por algunas calles de la ciudad de Lima y rápidamente fue “cremado”, como para que en el futuro ninguna autoridad de los nuevos gobiernos futuristas pueda desenterrar el cadáver con sus huesos para comprobar el real episodio. Con un puñado de cenizas tomadas de la quema de un arbusto, se logra calmar las ganas de ver y por 30 monedas de plata “Judas traiciono a su Maestro”. Si hubo engaño es porque ya no hay una salida a la crisis de la corrupción, no hay remedio para semejante enfermedad social humana de la putrefacción de las células inteligentes de la raza humana y estamos llegando al gran final hasta desparecer como seres vivos pensantes en los universos existentes y ningún espacio nos volverá a recibir.

 

La persona (varón o mujer), que se suicida mayor de 18 años, pierde todos los derechos y logros alcanzados durante su permanencia en la tierra. El espíritu de un suicida se queda en la tierra hasta tanto no cumpla su edad de misión o estadía en la tierra, no saldrá de la forma terrícola como espíritu, vivirá en un permanente sueño como si estuviera vivo o viva, cree que aún no ha muerto hasta que logra recordar el hecho del suicidio y trata de elevarse al cielo con dificultad y se le debe ayudar con oraciones y rezos por un grupo de varones y mujeres rectos en la verdad. El alma de él o de ella, sigue viviendo, ocupando el mismo espacio que tenía al morir y nadie lo puede oír. El “muerto” cree estar vivo y visita algunos lugares por donde acostumbraba a estar.

 

Algunas personas lo ven sobre todo aquellas que tiene el sentido extrasensorial despierto y otras pueden conversar con el mismo espíritu en estado de trance natural. Hay sacerdotes en las distintas religiones y creencias, que tienen el don para que el espíritu realmente abandone la tierra a través de una ceremonia para el viaje obligado fuera del planeta tierra. Algunos espíritus de suicidas “muertos” molestan y juegan con sus enemigos, varios mortales terrícolas humanos se enloquecen cuando el espíritu de un suicida se les aparece en las horas de la madrugada y sin darse cuenta tienen en trance el poder de ver lo intangible y si odiaban al suicida son afectados en su estado mental.

 

A las personas que se suicidan no se les puede cremar sino enterrar bajo la grama en donde debe bajar todo cristiano o no cristiano de bien. La cremación es un acto sólo para demonios, los cuerpos inertes (sin vida), de un mortal terrícola humano debe bajar a la sepultura por obligación a la descomposición para que, en la resurrección, los huesos se puedan juntar de nuevo para vivir eternamente con su propia esencia con eso que es y será. Para los animales y plantas también es aconsejable enterrarlas cuando mueren, ellas y ellos ayudan al equilibrio del planeta y al equilibrio de los ecosistemas debajo de la capa nutriente de la tierra.

 

Quien engaña con la patraña del suicidio es un desalmado sinigual, la vida le cobrará con creces tal drama y no volverá a florecer. Los menores y menoras de edad que se suicidan salen rápido de la tierra como espíritus. De acuerdo a las circunstancias se les puede autorizar el regreso a la misma tierra o a otra tierra. El pecado de un suicida menor de edad lo cargan los progenitores biológicos porque quien engendra y quien concibe es responsable de cada acción de un hijo o hija así no lo haya legitimado en su apellido. Todos los humanos siempre hemos hecho parte del sonido y traemos un nombre de pila por encima de la ley terrícola de lo humanos y la silueta del sonido es eterna.

 

La vida es un don maravilloso a la que todos debemos cuidar, proteger y alabar. La ciencia podrá aparentar realizar proezas en sus experimentos, pero jamás lograra crear espíritus irrepetibles y únicos como son cada uno de los mortales terrícolas humanos, y fueron creados para el amor y el servicio sin distinción a equidad, dignidad, igualdad y bienestar. En lo posible lo mejor es ayudar a vivir con dignidad y evitar la muerte. Los asesinos jamás saldrán en espíritu de la tierra y su esencia se queda en el hueco aun hasta después de la resurrección que solo saldrán con la autorización expresa del Creador.

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